Mi historia

Tuve la suerte de crecer en un mundo impulsado por el arte, la performance, la experimentación y la exploración. La creatividad estuvo en el centro de mi vida infantil, alentada por las actividades que me ofrecía mi madre, una maestra de profesión.

En este mundo tenía derecho a intentarlo, a fracasar, a empezar de nuevo.

En este mundo todo era posible. Cada momento se convirtió en una aventura.

Allí pude expresarme, soñar, existir plenamente. Yo podría ser yo. Extrovertida, llena de energía, con ganas de vivir.

Y, sin embargo, pronto sentí que mi personalidad vivaz y creativa chocaba con el conformismo que, paradójicamente, se esperaba de mí.

El marco rígido se fue cerrando sobre mí poco a poco, obligándome a no hacer olas, a encajar y conformarme a las reglas de vida impuestas por los adultos, hasta el punto de erosionar mi confianza en mí mismo.

Luego me convertí en adulta.

Luego elegí ser paisajista. Un trabajo donde pudiera crear, dar forma y dar vida a mis ideas. Pero faltaba algo.

Lo sabía. Lo sentí.

Una parte de mí permaneció allí, acurrucada en silencio. Sin saberlo, estaba esperando un detonante.

Y un día, nació mi hijo… Vi sus ojos brillar ante un descubrimiento. Vi su orgullo por triunfar solo, sin ayuda, sólo con su intuición y sus ganas de aprender.

Lo vi con las manos cubiertas de pintura, absorto en una actividad que había creado desde cero.

Luego nació su hermana pequeña. Y ahí… entendí. Me di cuenta de que quería darles lo que había recibido… libre de toda restricción. Y en esto, nosotros, los padres, tenemos un papel que desempeñar.

Entonces comencé a inventar actividades. Para crear experiencias. Ofrecerles un universo donde a su vez pudieran explorar, experimentar y crecer en total libertad.

Sin presión. Sin límites. Sin un marco rígido que rompa su impulso natural como niños curiosos.

Un espacio para ellos…pero también para nosotros.

Un espacio donde podamos entendernos, respetarnos y crecer juntos. Sólo eso. Todo lo que.

Después compartí este mundo, este universo. Y algo increíble sucedió.

Nació una comunidad.

Ya no estaba solo. Al igual que yo, otros padres buscaban otra manera de hacer las cosas, de vivir, otra educación que la que habían recibido.

Buscaban opciones que respetaran el ritmo natural de nuestros hijos, lejos de estimulaciones excesivas. Buscaban alternativas a los juguetes ruidosos, parpadeantes e hipnotizantes.

Estaban buscando… MÁS

  • Más creatividad para expresarte libremente.
  • Más independencia para aprender a hacer las cosas solo, a tu propio ritmo.
  • Más confianza para atreverse, probar, experimentar sin miedo al fracaso.

Así nació They Are The Future. Un lugar para familias, donde se respeta la infancia. Donde cada niño puede explorar con sus manos, imaginación y corazón.

Porque cada actividad es mucho más que un momento de juego. Es una oportunidad para crear vínculos, para fortalecer esa armonía familiar donde cada uno encuentra su lugar.

Crear un lugar donde nos entendamos y respetemos unos a otros, para poder convertirnos plenamente en la persona que queremos ser. Es una semilla que plantamos.

Una semilla de curiosidad, confianza y realización. Y cuando dejamos que estas semillas crezcan libremente, construimos el futuro más hermoso.

Bienvenidos a Ellos Son El Futuro.

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